Pues sí, cada oveja sin su pareja resulta que tengo varios muebles que son pareja, en realidad, sillas, bancos y banquetas, de algunos sé su historia de otros no tanto, de momento os hablaré de estas dos que muestro aquí; el caso es que aunque no me interesa su intimidad, he decidido que se tomen un tiempo separados, como cualquier pareja que llevan la vida juntos y uno de ellos necesita cambiar de aire, y tener nuevas experiencias.
Esta pareja la encontré hace varios años en la calle al lado del contenedor, y en la puerta de una tienda de decoración, pensé el repartidor se los ha dejado fuera, miré para preguntar y estaba cerrado,
así que revisé la mercancía y no me hice más preguntas, no se los habían dejado fuera, uno de ellos tenía polilla, casi no se veían con el color oscuro del tinte, eran como agujeritos de alfiles.
Imagino que en la tienda no titubearon y se deshicieron de ellos antes de que se propagara por toda la tienda, en aquella época estaba en todo su apogeo, especializada en mueble colonial y de importación, y contaban con una gran exposición, posteriormente se trasladaron y hoy creo que desgraciadamente ha desaparecido.
Así que sin pensármelo mucho cargué con ellos y me los llevé, en cuanto pude los guardé en una bolsa, con xilamón inyectado y rociado, allí han pasado unos años, bueno he vigilado durante este tiempo que el tratamiento antipolillas le hiciera efecto.
Como no me gustaban su acabado así que por fin me decidí a lavarle la cara, elegí el blanco de bruguer, y le añadí unas gotas de tinte naranja hidroalcohólico apenas se aprecia pero mata el blanco,
una mano y lijado, la segunda no he querido lijarlo mucho, espero que el uso le proporcione el desgaste, me olvidaba para terminar le apliqué dos capas de barniz al agua satinado.
Aquí nos encontramos con otra oveja sin su pareja, se trata de dos banquetas de pino que estaban debajo de la mesa de la cocina, luego me llevé uno para la terraza y ha ido deambulando por varios sitios, y casi se ha ido decapando y destiñendo sólo.
Primeramente estaban teñidos de azul y barnizados, ahora pintado con pintura blanca y un decoupage. He terminado solamente éste, porque he decidido dejar uno en la cocina, y el otro para hacer más experimentos.
Algo que me ha salido bien a la primera,
el decoupage no es gran cosa, pero
lo justo para conseguir lo que quería,
un detalle y mantener a la vista las vetas.