No sé si le pasa a mucha gente,
o al menos las que compartimos aficiones,
que cuando encontramos algún papel, lámina o foto antigua,
tenemos la sensación de haber encontrado un tesoro por
muy ajado y maltrecho que esté.
Algo así me ocurrió cuando encontré
esta preciosa lámina de flores entre un libro
que no había visto en la vida en casa de mí madre,
y mira que eso es difícil.
Pertenece a un Diccionario de Calleja,
era la única página que se encontraba suelta.
Así que enseguida busqué un marco
para rescatarla de su abandono.
Encontré un portaretratos que también
estaba olvidado, aparentemente en buen estado,
pensé dejarlo tal cual.
Pero al apreciarlo más detenidamente
presentaba cierto deterioro en las uniones del marco,
las reparé con cola blanca.
Después la pintura de tiza acudió al rescate,
apliqué dos capas de sal de ibiza.
Cuando aún no había terminado de secar la segunda capa,
apliqué pintura acrílica dorada, con pasadas suaves,
incidiendo en algunas partes para retirar la pintura de tiza
y simular un decapado.
Un reciclado exprés de dos objetos
que posiblemente terminarían en la basura.
Gracias por vuestras visitas ...Me encantaría saber vuestra opinión.