Cortar y pegar....era lo único que le faltaba para conseguir
esta percha tan fantástica.
Apareció en la última limpieza, estaba arrinconada en una estantería,
y no me pude resistir, en ese momento no me dio tiempo a nada más
que lijar y aplicar dos manos de pintura blanca.
El estado era magnífico, sobre todo para no haber tenido
ningún cuidado ni protección, cosa que agradecí,
nada de lijar a fondo y mucho menos decapar.
Le falta unas cuantas manos de barniz para protegerla,
y así mientras mi madre le encuentra un sitio,
está encantada con recuperarla.
l